Opinión:
Las escuelas del silencio.
***
Por Andrés Sarlengo, del programa "Contrapuntos", FM Serena 102.1 Mhz, Venado Tuerto provincia de Santa Fe, especial para Agencia NOVA.
Pedro Luis Barcia, de la Academia Argentina de Letras, señaló que "es muy difícil recuperar el lenguaje de los adolescentes y jóvenes. Hace diez años dominaban un vocabulario de 1.200 palabras, ahora solo de 600 (1)".
Un informe de la Organización Económica para la Cooperación y el Desarrollo (OCDE) indica que seis de cada diez jóvenes argentinos poseen dificultades para comprender textos y acceder a conocimientos (2).
En efecto, tal vez Carlos Del Frade acierte con una de sus definiciones: "Son cifras que, en realidad, expresan el documento de identidad del capitalismo (3)". La plutocracia nos asesina o nos vacía: así despeja sus planes de cualquier obstáculo emergente.
Francois Houtart es explícito: "La lógica del capitalismo es transformar todo en mercancías, ganancia y acumulación del capital (4)".
Más claro todavía: mientras la inversión publicitaria mundial supera los 407.000 millones de dólares anuales; en 60 países el coeficiente intelectual de la población es de 10 a 15 puntos inferior al general. El Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas explica las razones de semejante anemia conceptual: "Una sexta parte de la población mundial todavía sufre de malnutrición. El hambre no tiene sólo manifestaciones físicas. Para quienes sobreviven a este flagelo, las secuelas más dañinas sean quizás las que conciernen al aprendizaje (5)".
Si muchos jóvenes argentinos tuvieron suerte de escaparle al empobrecimiento masivo, la marginación humillante, las drogas homicidas y la explotación laboral; es probable que concurran a la escuela que el capitalismo les dejó. "La educación lo sigue preparando para la ciencia del siglo XIX. Sabe sumar, multiplicar y leer los anuncios publicitarios", sentenció Eduardo Rosenvaig (6).
Que el lenguaje de los jóvenes sea escueto y escuálido no es un sinsentido. Paulo Freire en Pedagogía del Oprimido es categórico: "Es por esto por lo que el único modo correcto de pensar, desde el punto de vista de la dominación, es evitar que las masas piensen, vale decir: no pensar con ellas (7)".
Si "aprender a leer es aprender a decir su palabra" (7): muchos pibes argentinos padecen de hambre, tristeza y silencio. Cabe insistir: las escuelas del capitalismo únicamente enseñar a leer avisos publicitarios. Juan Carlos Tedesco no lo ignora; Hermes Binner tampoco.
"Los hombres no se hacen en el silencio, sino en la palabra, en el trabajo, en la acción, en la reflexión", sostiene Freire. Repase las cifras anteriormente citadas y percibirá que "nuestro vacío intelectual" es un orden prescripto por la vil plutocracia y sus gerentes.
Es más, hasta escribas de La Nación parecen estar de nuestro lado: "Hace dos décadas, la familia y la escuela eran las encargadas de transmitir los valores de la sociedad; hoy, los transmite el mercado. La escuela apenas imparte conocimiento y los adultos estamos tan empeñados en ganar la carrera del éxito, tan confundidos con nuestras propias contradicciones, que olvidamos que ser padres es mucho más que comprar alimentos y el último modelo de MP3", subrayó la becada Fulbritgh Mori Ponsowy (8).
Peor aún: la Asociación de Bancos de la Argentina (ABA) presidida por Mario Vicens organiza certámenes educativos. En el 2007 el tema elegido fue "La escuela que enseña a pensar". El otrora Ministro de Educación, Daniel Filmus, y su actual sucesor, Tedesco, entregaron los premios del concurso (9).
Irrisorio. Fatalmente Irrisorio. ¿Desde cuándo a los banqueros les preocupa que los argentinos pensemos críticamente? Es de esperar que el juez Federal Sergio Torres haga justicia con "los banqueros que estuvieron al frente de las principales entidades durante el corralito (10)".
En definitiva: en un país vaciado, narcotizado y alineado no cabe otra respuesta que actuar en consecuencia. Aunque deseen ahuecarnos cada vez más hay que decirles ¡basta! Arrojemos sus escuelas del libre mercado a la basura y edifiquemos las nuestras. De lo contrario, seguiremos solamente leyendo sus anuncios publicitarios.
(1) Señalan que los actuales contenidos de la TV afectan la educación de los niños. www.Radiodifusiondata.com.ar. 12/09/07
(2) La Capital. 18/12/07
(3) El imperio de la vergüenza. Carlos Del Frade. APE. 22/06/07
(4) El sociólogo belga Francois Houtart culpa al capitalismo del desequilibrio mundial. Argenpress. 31/01/08
(5) Citado en Pocho y los anunciantes. Andrés Sarlengo.
(6) Citado en Vidrios espejados. Cultura de la posmodernidad colonial. Eduardo Rosenvaig. 1998. Ediciones Letra Buena.
(7) Pedagogía del oprimido. Paulo Freire. Siglo XXI Editores. 49º Edición. Junio de 1997.
(8) Violencia en las escuelas. Mori Ponsowy. La Nación. 20/11/07
(9) La escuela que enseña a pensar. La Nación. 27/11/07
(10) Citaron a indagatoria a doce banqueros por el corralito de diciembre de 2001. Irina Hauser. Página 12. 10/01/08
Pedro Luis Barcia, de la Academia Argentina de Letras, señaló que "es muy difícil recuperar el lenguaje de los adolescentes y jóvenes. Hace diez años dominaban un vocabulario de 1.200 palabras, ahora solo de 600 (1)".
Un informe de la Organización Económica para la Cooperación y el Desarrollo (OCDE) indica que seis de cada diez jóvenes argentinos poseen dificultades para comprender textos y acceder a conocimientos (2).
En efecto, tal vez Carlos Del Frade acierte con una de sus definiciones: "Son cifras que, en realidad, expresan el documento de identidad del capitalismo (3)". La plutocracia nos asesina o nos vacía: así despeja sus planes de cualquier obstáculo emergente.
Francois Houtart es explícito: "La lógica del capitalismo es transformar todo en mercancías, ganancia y acumulación del capital (4)".
Más claro todavía: mientras la inversión publicitaria mundial supera los 407.000 millones de dólares anuales; en 60 países el coeficiente intelectual de la población es de 10 a 15 puntos inferior al general. El Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas explica las razones de semejante anemia conceptual: "Una sexta parte de la población mundial todavía sufre de malnutrición. El hambre no tiene sólo manifestaciones físicas. Para quienes sobreviven a este flagelo, las secuelas más dañinas sean quizás las que conciernen al aprendizaje (5)".
Si muchos jóvenes argentinos tuvieron suerte de escaparle al empobrecimiento masivo, la marginación humillante, las drogas homicidas y la explotación laboral; es probable que concurran a la escuela que el capitalismo les dejó. "La educación lo sigue preparando para la ciencia del siglo XIX. Sabe sumar, multiplicar y leer los anuncios publicitarios", sentenció Eduardo Rosenvaig (6).
Que el lenguaje de los jóvenes sea escueto y escuálido no es un sinsentido. Paulo Freire en Pedagogía del Oprimido es categórico: "Es por esto por lo que el único modo correcto de pensar, desde el punto de vista de la dominación, es evitar que las masas piensen, vale decir: no pensar con ellas (7)".
Si "aprender a leer es aprender a decir su palabra" (7): muchos pibes argentinos padecen de hambre, tristeza y silencio. Cabe insistir: las escuelas del capitalismo únicamente enseñar a leer avisos publicitarios. Juan Carlos Tedesco no lo ignora; Hermes Binner tampoco.
"Los hombres no se hacen en el silencio, sino en la palabra, en el trabajo, en la acción, en la reflexión", sostiene Freire. Repase las cifras anteriormente citadas y percibirá que "nuestro vacío intelectual" es un orden prescripto por la vil plutocracia y sus gerentes.
Es más, hasta escribas de La Nación parecen estar de nuestro lado: "Hace dos décadas, la familia y la escuela eran las encargadas de transmitir los valores de la sociedad; hoy, los transmite el mercado. La escuela apenas imparte conocimiento y los adultos estamos tan empeñados en ganar la carrera del éxito, tan confundidos con nuestras propias contradicciones, que olvidamos que ser padres es mucho más que comprar alimentos y el último modelo de MP3", subrayó la becada Fulbritgh Mori Ponsowy (8).
Peor aún: la Asociación de Bancos de la Argentina (ABA) presidida por Mario Vicens organiza certámenes educativos. En el 2007 el tema elegido fue "La escuela que enseña a pensar". El otrora Ministro de Educación, Daniel Filmus, y su actual sucesor, Tedesco, entregaron los premios del concurso (9).
Irrisorio. Fatalmente Irrisorio. ¿Desde cuándo a los banqueros les preocupa que los argentinos pensemos críticamente? Es de esperar que el juez Federal Sergio Torres haga justicia con "los banqueros que estuvieron al frente de las principales entidades durante el corralito (10)".
En definitiva: en un país vaciado, narcotizado y alineado no cabe otra respuesta que actuar en consecuencia. Aunque deseen ahuecarnos cada vez más hay que decirles ¡basta! Arrojemos sus escuelas del libre mercado a la basura y edifiquemos las nuestras. De lo contrario, seguiremos solamente leyendo sus anuncios publicitarios.
(1) Señalan que los actuales contenidos de la TV afectan la educación de los niños. www.Radiodifusiondata.com.ar. 12/09/07
(2) La Capital. 18/12/07
(3) El imperio de la vergüenza. Carlos Del Frade. APE. 22/06/07
(4) El sociólogo belga Francois Houtart culpa al capitalismo del desequilibrio mundial. Argenpress. 31/01/08
(5) Citado en Pocho y los anunciantes. Andrés Sarlengo.
(6) Citado en Vidrios espejados. Cultura de la posmodernidad colonial. Eduardo Rosenvaig. 1998. Ediciones Letra Buena.
(7) Pedagogía del oprimido. Paulo Freire. Siglo XXI Editores. 49º Edición. Junio de 1997.
(8) Violencia en las escuelas. Mori Ponsowy. La Nación. 20/11/07
(9) La escuela que enseña a pensar. La Nación. 27/11/07
(10) Citaron a indagatoria a doce banqueros por el corralito de diciembre de 2001. Irina Hauser. Página 12. 10/01/08
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